Estuvimos viendo fotos y vídeos antiguos, hicimos un puzzle de 1000 piezas, hicimos ejercicio y grabamos un súper vídeo de ejercicio-en-familia-para-la-cuarentena, les enseñé a editarlo, hicimos una casa de cartón, pintamos y forramos con servilletas cajas de fresas, leímos, hicimos retos, un picnic en el salón, la fiesta de los juegos, los juegos de preguntas y respuestas, hicimos dibujos, pintamos acuarelas, hicimos más retos, aplaudimos a las 8, cambiamos de sitio todos los muebles de su cuarto, pintamos botellas de cristal y las iluminamos por dentro, hicimos llaveros de plástico, una acampada en el salón, marcapáginas, mandalas, pulseras, legos, lettering, escribimos una carta a los basureros, jugamos a juegos de mesa, a juegos de suelo, a juegos de aire.
UNA se acostó inventando.
UNA se levantó inventando.
Anoche celebramos el último invento. Quise hacer con ellos una cápsula del tiempo de la cuarentena:
Meter en una caja todos los recuerdos de la cuarentena y cerrarla para abrirla dentro de unos años y que los recuerdos que escribieran ayer nos trajeran de vuelta estos días raros de la-dimensión-confinada. Para ello, escribimos notas juntos respondiendo a preguntas como:
Lo que más me ha gustado de quedarme en casa ha sido…
La persona a la que más he echado de menos en esta cuarentena ha sido…
La cosa que más he echado de menos en esta cuarentena ha sido…
Algo que he aprendido en esta cuarentena ha sido…
Lo que más ganas tengo de hacer cuando se acabe la cuarentena es…
Bueno, pues cuando llegamos a "Lo que más he hecho estando encerrado en casa es…", los monstruos contestaron jugar a la play y ver series.
Y cuando llegamos a "En esta cuarentena me he sentido sobre todo…", los monstruos contestaron "aburrido".
Jugar a la play. Ver series. Aburrido.
Quiero que vuelvas a leer el primer párrafo de este post y te tomes tu tiempo para asimilar la falta de concordancia con estas respuestas.
ATENCIÓN: MENSAJE URGENTE PARA TODAS LAS MAMÁS DEL MUNDO
Desde la más pura acritud de mi cápsula de tiempo de la cuarentena os digo:
No os molestéis tanto, de verdad. Sed un poco más egoístas. Dedicad la energía y el tiempo a vuestros sueños, a los propios, a los que teníais antes de la maternidad o a los que habéis dado a luz en la maternidad. Porque cuando pensabais que estabais creando-recuerdos, llega la play y todo lo copa. Todas esas noches que te acostaste agotada por haber pasado el día entreteniendo vástagos, resulta que al final el sentimiento que prevalece es el del aburrimiento. No gastéis más energía que la indispensable para que sobrevivan.
A no ser de que te guste. Entonces sí. Porque el único consuelo que UNA encuentra hoy, en la resaca de la ingratitud, es el siguiente: Por mi vena creativa, disfruté haciendo muchas de las cosas de ese primer párrafo. Y también disfruté los momentos: ¡Oh, los momentos! Pero me pregunto si UNA era la única que estaba disfrutando. Ellos hubieran preferido estar jugando a la play. ¡Bendito favor nos han hecho los creadores de videoputosjuegos que han convertido el resto del tiempo vital en tiempo-de-aburrimiento!
Cuando al final de la noche, expresé mi decepción por cómo había salido el experimento de la cápsula del tiempo, que me había manifestado que los recuerdos que UNA creía haber haber estando creando no eran los recuerdos que en realidad se estaban creando (¡soltar las expectativas!), Peter me hizo una señal de que no hiciera sentir mal a los tres reyes: ¡Cuidado, frágil!
La lección que UNA aprende aquí es triple. Curioso: Una lección por rey.
Primera eLECCIÓN: UNA no elige los recuerdos que se crean en sus pequeños cerebros. Esto también, como tantas otras cosas de la maternidad, está fuera de nuestro control (¡ay, el control!), por mucho que quisiéramos como madres tener el poder de elegir sólo los recuerdos-bonitos para implantarlos en sus cabezas. Igualmente UNA aprende que "recuerdo-bonito" no significa lo mismo para UNA que para ellos.
Segunda eLECCIÓN: UNA recuerda (porque ésta ya se la sabía UNA pero se le olvida) que si no te pido algo, ¿por qué te lo tengo que reconocer? Es decir, si ellos no pidieron que yo les entretuviera con mis brillantes-para-mí ideas, ¿qué derecho tiene UNA ahora a exigir reconocimiento por parte de sus recuerdos?
La oficialidad y solemnidad de listados como el del primer párrafo de este post quitan mérito, te hacen menos admirable, generan animadversión, hacen que el-otro-que-no-eres-tú se sienta juzgado.
La tercera eLECCIÓN, y probablemente la más importante, es que el reconocimiento, amigas, siempre ha de venir de dentro. Para no depender del reconocimiento ajeno. Para no sentirse decepcionada. El verdadero reconocimiento, en el que se basa la verdadera autoestima, es el de UNA hacia UNA. La autocompasión. La amabilidad con UNA misma.
Cuando en el Día de la Madre, que en casa pasó sin pena ni gloria, se hizo viral aquel meme que decía ¡hoy toca aplaudir también para adentro!, pensé:
Lo que realmente debería significar para adentro es UNA aplaude a UNA.
Snoopy dice:
No estoy triste. Sólo tengo un poco cansada la alegría.
Pues eso:
Descansa un poco tu alegría hoy. Ponles la play. Y reúne energía para TU próximo proyecto, uno que tú disfrutes, les incluya a ellos o no.
Hoy UNA se va a tomar el día para UNA.
Y si se aburren, pipí-caballito.
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