Si tuviera que hacer una lista de las cosas que me han mantenido cuerda durante mis años-de-madre, no dudaría en poner en un lugar prominente mi cita mensual con mis amigas. Una vez al mes vienen a casa, me hacen el favor de venir a casa porque UNA sola con los tres monstruos no puede salir, y me mantienen sana en el sentido inglés, sane, es decir, evitan que me vuelva loca.
No se trata tanto de las cervezas verdes que nos hincamos juntas, que son unas cuantas, ni siquiera de las risas, que nos hincamos otras cuantas, sino que se trata de que vienen a normalizar.
Las amigas normalizan
Ese comportamiento que tú pensabas que te hacía diferente, ese sentimiento o pensamiento que tú pensabas que te hacía especial, en el mal sentido de la palabra “especial”, resulta que es normal, y sólo cuando estás con tus amigas y te muestras vulnerable y te confiesas... de repente dejas de recibir la penitencia que tú te imponías, y el dolor de los pecados que tú te imponías, y empiezas a recibir compasión y un montón de yo-tambiénes y un montón de sé-perfectamente-de-lo-que-me-hablas y te-entiendo y me-río y te-quiero. Y después de haberte sentido como un bicho raro y malo en tus entrañas, de repente vuelves a sentirte normal. Menos rara. Menos mala-madre. Es reconfortante. Es un alivio. Una ducha de compasión después de una sudada de culpa.
UNA venía sintiéndose culpable porque UNA cuando está sola es UNA-ZEN. Tendrías que verme. Sentirías admiración. Hago yoga. Medito. Escribo poesía. Tengo un cuaderno donde colecciono dibujos de las sensaciones corporales de los sentimientos. Soy el Sensei, el Buda: reboso paz interior. Más o menos.
[Dejo aquí un espacio para los ojos en blanco de Peter marido]
Y de repente aparecen. Ellos: los niños. De primeras UNA es un encanto: ¡UNA se alegra tanto de verlos!
Son la inspiración de UNA.
La razón de mantener la existencia de UNA.
Hasta que... empiezan a pulsar los botones de UNA, a tensar las cuerdas de UNA, a irritar a UNA, a ponerla nerviosa...
...lechuga, íbamos tan bien, y ya no aguanto más...
Todo el proceso de desarrollo personal de UNA ¡a la mierda! en una tarde ordenando armarios con los niños. Así de claro te lo cuento.
¿Y qué pasa después? Ya lo sabemos.
Que UNA se siente fatal.
Que UNA se siente fatal.
¿Cómo puede ser que UNA sea como si fuera UNA y OTRA completamente diferente?
¿Y qué pasa después?
Que llegan las amigas, un jueves, con su ensalada Waldorf en la mano, y su jamón, y su botella de vino blanco, y te escuchan y te entienden, porque ellas también han estado ahí, y te cuentan lo felices que son cuando el niño está en el cole por la mañana, o lo irritadas que se ponen cuando entran en un aula llena de adolescentes, o lo entusiasmadas que van a recoger a sus niños al cole para maldecirlos tan sólo cinco minutos después...
Que llegan las amigas, un jueves, con su ensalada Waldorf en la mano, y su jamón, y su botella de vino blanco, y te escuchan y te entienden, porque ellas también han estado ahí, y te cuentan lo felices que son cuando el niño está en el cole por la mañana, o lo irritadas que se ponen cuando entran en un aula llena de adolescentes, o lo entusiasmadas que van a recoger a sus niños al cole para maldecirlos tan sólo cinco minutos después...
¿Y sabes ese alivio que sientes al suspirar? ESO es lo que te aporta un puñado de amigas que no juzga... un puñado de amigas que te acompaña en ese proceso de crecimiento personal que llamamos maternidad.
Porque para mí ESO es la maternidad:
Porque para mí ESO es la maternidad:
Querer cada día SER mejor persona para tus hijos
En ESO me cambió ser madre:
En decidir de manera consciente hacer el esfuerzo de SER mejor persona
Si eres madre, y si no lo eres también, asegúrate de tener tu female bonding, ese círculo de amigAs (A-M-I-G-A-S... no sólo la A en mayúscula) que te recuerdan que no estás sola y que, aunque lo estuvieras,
Todo es normal
Todo está bien
Hay pocas cosas en la vida más valiosas.