martes, 13 de agosto de 2024

Mujeres que hacen cosas con las manos

Ando buscando hobbie.

Vengo observando a las mujeres que adquieren aires-de-sabia con la edad, mujeres que se crecen con el paso del tiempo, que destilan esa serenidad que tanto anhelo, y casi todas ellas se traen algo entre manos.

Una hace arreglos florales, con la destreza de los tallos ensartados buscando la belleza. Se toma su tiempo. Propone una combinación de flores en colores, se aleja, las mira con amor, se acerca, las toca, las retoca. Las flores la mantienen sana, me cuenta. Sabe cuáles son las que combinan, crea ramos preciosos que lucen apenas unos días en algún salón ajeno, para luego morir dejando sólo decadencia en tonos pastel. Pero mi amiga ya anda canalizando su energía en otra composición de colores y texturas en jarro de cristal.

Esta otra hace croché. Mueve las manos con una rapidez que no hace sospechar que tuvo que aprender un día a tejer. Las agujas parecen una suerte de extensión de sus manos a lo eduardo-manos-tijeras. Siempre inventando, para ella todo puede ser croché: si existe, puede hacerse en tejido de gancho. Del ovillo van naciendo chismes como si siempre hubieran estado ahí enrollados a la espera de la magia de sus manos abracadabra para materializarse.

Esa otra hace ungüentos, pócimas, bálsamos y potingues. En su laboratorio de alquimia, va testando. Huele, prueba, mezcla, agita. Aceites, alcoholes, esencias. Espera y vuelve a agitar. Se unta las manos, se las lleva a la cara, te las ofrece a oler. Aprueba con la sonrisa. 

Aquella otra hace abalorios. Conecta perlas de colores en cadenas que cubren muñecas, escotes y lóbulos. Podría hacer una muralla con todas las cuentas que lleva enlazadas en la bisutería que luego va regalando por doquier pues no la necesita, ni siquiera tendría ocasión de lucirla. Lo hace por el puro deseo de crear cosas bonitas.

Recientemente leí que las actividades que conectan el ojo con la mano traen la mente al presente. Eso es, pensé, de ahí les viene la serenidad a estas magas.

Todas también tienen en común el haber sido madres en sus vidas pasadas. Las primeras etapas de la maternidad son en gran parte trabajo manual. El bebé en el regazo, pañales, biberones; luego después, legos, playmobil, puzzles, colorear, pintar... Pocas cosas he disfrutado tanto como hacer manualidades con mis hijos cuando eran chicos. Y esos paseos por el parque sujetando siempre una manita o dos. ¡Ay, las manitas! 

Luego poco a poco las manos se van quedando vacías. 
Casi huecas.

Es entonces cuando las mujeres sabias las ocupan con flores o lanas o perfumes o pulseras. Siguen creando, manteniendo la conciencia en ese presente creativo para que no las meza la melancolía. 

Pues eso, ando buscando hobbie ojo-mano. Se aceptan sugerencias. Quiero ser una de esas mujeres que hacen cosas con las manos. ¿Qué te traes tú entre tus manos?





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