lunes, 22 de marzo de 2021

A flor de piel

El que me sigue (por cierto, a ver si me seguís en el blog que tengo sólo 7 seguidores, 4 soy yo con diferentes cuentas y 2 son mis hijos, o sea que en realidad tengo 1 seguidor inmutable a pesar del desesperado "¡Sígueme, porfa!")... Mi patetismo me ha hecho perder el hilo. Decía... El que me sigue (literalmente "el que me sigue") sabe a estas alturas lo mucho que me gusta Rosa Montero: no es sólo cómo escribe, que por supuesto, sino también y sobre todo cómo habla. Esta mujer es pura verborrea. Porque escribir bien es relativamente fácil. Tienes el tiempo que te permite la elección de palabras y giros lingüísticos. Pero conseguir hacer esas elecciones y hacerlas de manera impecable en la improvisación que acompaña al habla, eso, señoras y señores, es un milagro a pocos concedido. Y Rosa Montero es una de esas privilegiadas: su discurso es arte. Por eso, siempre que venía a Córdoba, me apañaba para verla en directo, y ahora que la pandemia nos ha robado de estos placeres, trato de seguirla online.
Pues bien, dio una conferencia titulada Creación y Locura, en la que hablaba de sus ataques de ansiedad cuando era más joven y de cómo esos ataques de ansiedad fueron remitiendo a medida que fue embarcándose en la escritura de ficción. Esta reflexión suya, en ese proceso peculiar que llevamos a cabo de hacer propio lo ajeno, me subrayó la conciencia ya sospechada de que ciertamente la ansiedad de UNA se debilita con la creación. En realidad, no es que se debilite, es que se canaliza. Hay una energía -que UNA imagina roja- que puede destilarse hacia una ataque de pánico en mitad de la noche, hacia un ataque de rabia en mitad de un atasco, o bien, a escribir una entrada en el blog. Montar un pollo o escribir un poema, hablábamos en las sesiones de conciencia corporal de Carlos que os recomendaba en mi entrada Bajar al cuerpo
La de la ira o la de la ansiedad es la misma energía que la de la creatividad. Es energía que te mueve en una dirección u otra. UNA lo visualiza como un péndulo que va de un extremo, el creativo, a otro, airado o ansioso, en un continuo con muchos matices.

Te pongo un ejemplo que quizás ilustre lo que quiero decir.
[Aviso: tema tabú para mentes estrechamente sensibles]
Las p***** hormonas.
Durante años UNA odiaba los días antes de la regla porque tenía la sensibilidad a flor de piel y estaba más irritable de lo habitual (el nivel de base ya es bastante alto en UNA con lo cual a duras penas sostiene muchas capas más). Pues bien, UNA empezó a darse cuenta de que también esos días estaba más creativa; me venían, sin buscarlas, ideas que brotaban del más profundo subconsciente. Se me susurraban al oído cosas que hacer con los niños, soluciones frescas para problemas estancados, rimas en prosa, versos en gestos. La visita de la inspiración terminó por conseguir que finalmente esos días de luna pasaran de ser detestados por las dosis de cambios de humor que conllevaban a ser no sólo bienvenidos sino incluso celebrados por la venida de las musas que les acompañaba.
UNA cree firmemente que la energía creativa es femenina, aunque a veces venga en cuerpo de hombre. Reconozco en muchas mujeres que conozco el deseo de crear belleza por el puro placer de hacerlo. Arte por amor al arte. Sin necesidad de vivir de ello, sino viviendo más intensamente por ello. Hacer cosas bonitas. Prestarle el alma a lo que se crea, sea lo que se cree un poema,
una clase de yoga,
un foto bien hecha que desborda evocaciones,
un jabón con aroma,
un mueble restaurado,
un maquillaje de fiesta,
un pastel de cumpleaños,
un ramillete de flores,
un collar ensartado,
un disfraz de muñeca,
una mesa bien puesta,
un tatuaje en el brazo, 
un vídeo aniversario,
un mosaico de conchas del verano pasado,
un puzzle de recuerdos,
una letra de nana cambiada con tu nombre,
una manta tejida,
una piedra pintada,
un beso,
un relato de voz deliciosamente contado...

Lo que se crea puede ser algo tan banal como un mensaje de whatsapp siempre que éste haya sido previamente acariciado en la mente y enviado mientras la comisura de los labios soslaya una sonrisa. Entonces cualquier cosa puede convertirse en arte. Ese arte tiene el poder de evitar que la energía roja de la que te hablo se vaya deslizando en otra dirección, una no tan susceptible de belleza.
Quizás sea éste post un poco críptico, pero la que lo entienda habrá probablemente destilado en algún momento su energía roja en pos de la belleza. Esa creación sin precio ahorra grandes dosis de locura. Así que cuando no sepas qué hacer con tanta furia, ponte a hacer arte.

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4 comentarios:

  1. Hola Patricia! Me encanta todo lo que escribes. Soy Rosa la mamá de Alberto de la clase de Pablo de primaria. Ya te sigo en el blog, es que no veía donde darle a seguir, hasta que le he puesto versión web y ahí ya si sale. Muchos besos para toda la familia 💋

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  2. Yo tampoco tengo muy claro como va eso de seguir, pero por aquí andamos, que conste ;)

    En cuanto a Rosa Montero, no es de mis favoritas, pero entiendo eso que dices sobre "el arte de escribir", que escribir sabemos casi todos, pero que el resultado tengo vida propia, buff...

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  3. Ayyy. Últimamente esa raya roja no es que me visite una vez cada 28 días. La tengo encima constantemente. Dejé de hacer cosas creativas, dejé de hacer algo si quiera, para mi... En estos momentos no tengo tiempo ni de leer. PERO vOY A Cambiar, encontraré esa vena creativa e inspiradora, porque es verdad que la ansiedad te visita en mitad de la noche, en la oscuridad y el silencio de los durmientes, y te agarra un pellizco en el pecho que te corta el aire.
    Respiro hondo. Cambio el chip. Canalizaré mi energía de otro modo... Ya te lo contaré

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  4. Siempre creativa con tus palabras. Gracias Patricia por poner letras ordenadas en el pensamiento junto con el sentimiento.
    Sabes que esa frase la tomé prestada. Con esa energía siempre podemos crear algo bello.

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Agradezco tus comentarios