viernes, 12 de marzo de 2021

Jaque mate

La vida de UNA, la vida de cada UNA, es como una partida de ajedrez. 
Tú vas a jugar con las piezas blancas y éste es tu ejército: tu rey, tu dama, tus torres, tus alfiles, tus caballos, tus peones. Yo voy a jugar con las piezas negras, con mi remesa de figuras: mi rey, mi dama, mis torres, mis alfiles, mis caballos, mis peones.

Aprendiste a mover tus piezas observando todos los movimientos de los que jugaron en el tablero contiguo, el tablero de la generación precedente.
A su vez, los-que-vienen van estrenando sus partidas en sus propios tableros fijándose en cómo movemos nosotros las piezas, por eso es fundamental pensar todas las tácticas detenidamente. 

Viene una época difícil. Vemos cómo van cayendo piezas en el tablero anterior. La decadencia de la generación de referencia. No se van todos juntos. Se van yendo a poquitos. Primero un tío tuyo que no conocías tanto. Apenas un peón. Luego cae un caballo. Cae una torre. Ves peligrar al alfil. El tablero del que dependiste va desolándose. Un día cae una pieza poderosa que te hace perder la estabilidad en tu partida. Te comen a la reina. Esta semana ha sido el decimoprimer aniversario de la muerte de mi padre y puedo decir sin vacilar que todavía no ha pasado ni un solo día en que él no haya estado presente en mi partida. Van quedando menos piezas en el tablero de origen. El rey se va quedando solo y empieza a verse acorralado. Llega ese momento amargo en el que desde mi tablero nos damos cuenta de que no va a lograr escapar del ataque y que ninguna otra pieza va a poder protegerlo. 

Jaque mate

Recuerdo a mi padre, cuando cayó la primera figura de su ejército, diciendo con la lucidez que le caracterizaba:
- Ya empiezan a disparar en esta dirección.
También recuerdo cuando vio caer al rey de la partida que le antecedió:
- La siguiente generación en primera línea es la nuestra. 
Conciencia del linaje de tableros.

Hay pandemias que acabaron con tableros enteros. Tú acaricias las piezas que todavía se yerguen en el que aún divisas desde el tuyo.
 
En tu propia partida, a veces te identificas con la torre, sólida e imponente. A veces te alías con los caballos, saltando obstáculos. A veces te sientes reina: eres la dama desplazándote en cualquier dirección y a cualquier distancia. Otra veces te sientes peón, porque no puedes batirte en retirada. Las madres somos bastante peones, pues rendirse no es una opción en la estrategia de la maternidad... forever tries...

El ajedrez es un emocionante combate que será una aventura increíble siempre y cuando la vivas con la aceptación de que la partida está perdida. 
Que vas a perder la partida.
Que tú no tienes ningún control sobre las piezas del tablero. 
Que la partida es corta.
Que tu adversaria es la vida. 
No la muerte, sino la vida. 
Sin ella no hay partida. 
No hay aventura.

La partida será una aventura increíble siempre y cuando, aun con esta conciencia, disfrutes del juego.

UNA sólo ruega que no se altere el orden de partidas. 
Cada tablero a su tiempo.

Ruega también perdón por la metáfora, un tanto constreñida.

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7 comentarios:

  1. A mi siempre me ha parecido que había llegado en medio de una partida llena de reglas que nadie me ha explicado y que estoy en la obligación de jugar... a veces gano, otras pierdo y nunca tengo claro el motivo.

    Pero sí, me ha gustado mucho tu explicación, una partida en la que al final pierdes, da igual lo bien que la hayas jugado. Al final sólo nos queda eso, ¿verdad? La nobleza de la derrota.

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    1. El otro día trataba de explicarle a una amiga por qué no me había gustado el documental de Pau Donés, no sé si lo has visto. Y era precisamente ésa la razón: que el documental me parece una asida patética a la partida y no lo que se supone que pretende ser, una noble aceptación de la derrota. Pues al final, como bien dices, es la única libertad que se nos ha otorgado: la actitud ante esa derrota. Y no nos lo han puesto nada fácil, dotándonos de un instinto de supervivencia exagerado.

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  2. Ayyy ya mismo es el vigésimo primer aniversario de mi madre. Y sigue siendo devastador. Pero lo peor es cuando ves que partidas nuevas acaban antes que las antiguas... Todavía puedo escuchar a mi abuela suplicando cambiarse por su hija.
    Patricia, la vida es una partida, y como bien dices, lo "maravilloso" es jugarla.

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    1. Recuerdo, Ana, con especial ternura aquel writing en clase en que me contaste la historia de tu madre. Tu vulnerabilidad aquel día fue muy valiente y me habló mucho de ti. Me regalaste un momento.

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    2. El regalo lo recibí yo. Llevaba demasiado tiempo... 20 años... Que se dice pronto, sin contar mi historia, un trocito de mi vida. Fue liberador... Descargar un poco la mochila que todos llevamos a cuestas.
      Gracias por recibir aquel desnudo como un regalo. También me dice mucho de ti.

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Agradezco tus comentarios