lunes, 15 de agosto de 2022

Cáscara vacía

 "No hay cambio de rumbo posible, exprimiremos este planeta hasta que sea una cáscara vacía y después nos sentaremos a contemplar con asombro nuestra propia extinción." 

https://www.elartistadelalambre.net/un-examen-que-suspendemos-cada-dia/


La cita que da título a esta entrada comentaba mi post anterior, Agua. Aquí seguimos, en este agosto tórrido, con sus olas de calor y sus vientos de levante interminables, y sus incendios, dándole vueltas al tema del cambio climático, o más bien, al tema de la ansiedad que despierta en algunos de nosotros el cambio climático. Me senté a contestar al comentario y vi que, junto a la ansiedad, se había hecho hueco cierta perplejidad indignada.

A muchos se nos ha disipado ya en la memoria lo que pasó en la pandemia pues el ser humano tiene tanta capacidad de olvido como de adaptación. Lo que pasó en la pandemia es que las autoridades votadas consideraron que estábamos atravesando una situación seriamente grave, una emergencia sanitaria mundial, y tomaron medidas. Tomaron medidas que todos, o casi todos, acatamos. De hecho, todos, o casi todos, nos cuadramos ante las medidas: las mascarillas, los geles hidroalcóholicos, los confinamientos, las restricciones, la distancia social. Renunciamos incluso a derechos fundamentales como la tribu en los duelos. ¿Os acordáis? La gente se moría sola en aras de la salud pública. Nos vacunamos precipitadamente sintiéndonos muchos de nosotros cobayas al hacerlo. Dimos clase entre mamparas, entre corrientes de aire y bajo mantas. Hicimos cosas difíciles. Las hicimos juntos. Y las hicimos bien. Pues entendimos que era urgente y confíamos en las instrucciones que se nos daban por doquier. Nos decían hasta cómo lavarnos las manos, ¿recuerdas?

Pues bien. Para UNA el cambio climático no es una situación seriamente grave: es LA SITUACIÓN MÁS GRAVE- no se nos olvide: sin el-todo no hay nada. Para UNA el cambio climático es LA EMERGENCIA SANITARIA MUNDIAL por excelencia. Los que la vivimos con ansiedad entendemos que para paliar dicha ansiedad es necesario sentir que estás haciendo todo lo que está en tu mano a nivel local. Mi perplejidad indignada proviene de que UNA no tiene muy claro qué es todo lo que está en la mano de UNA pues no se nos están dando instrucciones. ¿Dónde están las medidas? Si esto es una emergencia mundial, ¿por qué no estamos recibiendo a diario instrucciones sobre todas y cada una las cosas que cada uno puede hacer a nivel local para paliar la situación? ¿Por qué a esas cosas no se les ha atribuido ya la condición de obligatorias? ¿Por qué no tenemos el mismo aluvión de medidas, de restricciones y de instrucciones que tuvimos para la pandemia? Si ponemos en un lado de la balanza la Covid-19 y en el otro el cambio climático, ¿qué pesa más? Que no se nos olvide: sin el-todo no hay nada. No hay ni Covid-19.

No me queda otro remedio que repetirme: han perdido ustedes, señoras y señores de la cúpula, la perspectiva de lo-urgente. Lo que la ciudadanía siente ante el cambio climático- los que no evitan sentirlo (a los que sí evitan sentirlo, les animo a ver la película Don't look up)- es una sensación de desamparo, de estar abocados -como dice la cita- a la contemplación de nuestra propia extinción por no saber realmente qué hacer para evitarlo, salvo meter los plásticos e inertes en la bolsa amarilla que luego se rumorea sigue el mismo destino que la verde. 

En las últimas elecciones rastreé el programa político de las diferentes propuestas en busca de medidas medioambientales y es decepcionante, es indignante, cuán solos nos han dejado en esto. Las autoridades votadas nos han dejado a nuestro libre albedrío en la mayor crisis sanitaria mundial, en la más urgente, en la más grave. 

Si fuimos capaces de demostrar en la pandemia que podemos hacer cosas difíciles y podemos hacerlas juntos y podemos hacerlas bien, ¿por qué no se nos está liderando a hacer lo mismo con el cambio climático?







Entradas relacionadas


miércoles, 3 de agosto de 2022

Agua

Cuando mi sobrina era bebé, mi hermana y mi cuñado nos dejaron a Peter y a UNA con ella, que entonces no éramos aún padres. En un momento dado, la bebé empezó a gimotear, y el gimoteo se convirtió enseguida en un llanto inconsolable que se estrechaba dolorosamente en el tiempo. No había manera humana de hacer callar a aquella criatura y UNA se desesperaba, lo cual probablemente no hacía sino enconar sus berridos - ahora UNA-madre sabe que el sistema nervioso del adulto regula el del niño pero entonces era tía-novata y lo ignoraba. Me agobié tela porque llevábamos casi media hora sin lograr que la bebé dejara de llorar y estuve a punto de llamar a su madre (por cierto, si te han dejado a un niño en custodia, nunca llames a su madre- le arruinarás el día). Entonces Peter tuvo un arrebato de inspiración: me quitó a la niña de los brazos con determinación y le metió la cabeza debajo del grifo de agua. La cría se calmó de inmediato. Puede que fuera la sorpresa del remojón, pero UNA prefiere creer en el poder del agua, que he descubierto ya de adulta pero se me ha revelado mágico.

No sé si conocéis a Wim Hof. Le llaman el-hombre-del-hielo. Es un personaje, cuando menos, pintoresco. A mí me hace mucha gracia el tipo en sí y además el hecho de que, no siendo americano, es el prototipo del sueño americano: el nuevo prototipo, me refiero, el de la-era-online. Tienen una idea, muchas veces tirados en la cama de pura desidia. La idea es semi-tonta o tonta entera: no tiene demasiada chicha, a cualquiera se le podría haber ocurrido un domingo por la tarde... Pues ¡coño! se apañan para vendértela. Te escriben un libro, te inventan un curso, después viene la app, y la idea semi-tonta acaba acuñando dólares a mansalva.

Pues bien, al tipo éste es al que se le ocurrió la idea de meterse en agua fría, después muy fría, después en hielo; le añadió unas respiraciones.... y se hizo de oro. El caso es que sus vídeos me resultan divertidos, su acento es encantador y él es la imagen de un padre que se hubiera hecho vagabundo para hacer más entretenido el cuento de sus hijos. Empecé a probar lo de la ducha fría, ¡coño! y funciona. Me acordé de mi sobrina. Tienes una rabieta, o son tus hijos los que la tienen y te estás volviendo loca, estás a punto de gritar o de salir corriendo o de salir corriendo gritando, y te metes debajo de una ducha de agua fría y en breve, te digo en muy breve, eres madre-zen. Hay algo de ciencia en esto, que tiene que ver con el nervio vago, pero esa parte te la dejo para que la googlees.

El mar. ¿Quién no lo ha sentido? Te dejas envolver por las olas y éstas te mecen. Si te quedas quieta y callada, los ruidos de la playa y aquellos que de chica estaban dentro de una caracola te cantarán una nana. El mismo mar de todos los veranos.

El agua tiene poder. El poder de los cuerpos de agua. El agua sana. El agua cura. Si alguien en tu entorno está ofuscado por la ansiedad o la tristeza o la ira, ofrécele un vaso de agua fría. El agua alivia. Te riega por dentro. La lluvia sosiega. Escuchar la lluvia es en sí una meditación. Dejarte mojar por ella es acupuntura, un masaje suave. En Córdoba, cuando llueve, la vida se para. Hay embotellamientos de paraguas. A UNA le sorprendía en Inglaterra que la gente se dejaba mojar mucho más, salían a la calle sin paraguas ni aspavientos. ¿Están más acostumbrados? Puede. ¿Ya tienen tema para su siguiente tarde de pub? Puede. Pero UNA prefiere creer que han descubierto el poder del agua en su sistema emocional y se lo tienen callado.

El agua ya no está tan fría. Ni la del grifo, ni la del mar. Prefieres no pensar en ello, ¿verdad? UNA también. Yo también. Me angustia, me agobia, me asfixia. El otro día topé con un meme que decía que el cambio climático es el mayor ¡TE-LO-DIJE! de la historia. Lo es. Está aquí. El mar de este verano ya no es el mismo mar de todos los veranos: está más caliente. La ola de calor interminable es global. Los negacionistas siguen negándolo pues para ello son negacionistas. Mientras lo niegan, les resbala el sudor por frente y escote. Negar es un modo de calmar la ansiedad como otro cualquiera. Como el propio optimismo. O como evitar el pensamiento. O como meterse en el agua. ¡Ay! Pero si lo que te produce ansiedad es pensar en el cambio climático y te metes en el agua para calmar la ansiedad y la temperatura del agua te recuerda que el cambio climático ya no es una predicción sino un fenómeno cuya velocidad excede lo previsto, entonces ¿¡qué!? ¿Cuánto hace que no oímos la lluvia?

Me topé con otro meme. Decía: Si pudieras mandar un mensaje directo a todos y cada uno de los seres humanos (de los haceres humanos, corregiría UNA), ¿qué les dirías?
Les diría: Planta un árbol.
Les preguntaría: ¿Tú, TÚ personalmente, estás haciendo todo lo que está en tu mano para frenar el fin de el-mundo-de-mis-hijos?
Sentirse impotente puede que sea otra forma de negacionismo.

¿Y si nos mojamos todos?