miércoles, 22 de abril de 2020

Levanta la mano: Reto superado

UNA duda mucho de que un señor en un despacho de Sevilla o de Madrid (virtual o no) tenga idea de qué estamos hablando aquí. UNA lo duda mucho.

UNA trabajaba en un aula. Con su pizarra verde, su tiza blanca, su borrador. También trabajaba con la otra, la pizarra blanca interactiva; la "pizarra mágica" la llaman en el cole de los niños, porque puedes levantarte y tocarla y las cosas se mueven cuando las tocas. 
UNA agrupaba a sus estudiantes en parejas, en tríos, en grupos. Los cambiaba de sitio. Los levantaba. UNA movía las mesas. Las sillas. El aula de idiomas es un aula dinámica.
UNA leía las caras de su alumnado y veía cuándo se aburrían: Es momento de cambiar de actividad. Cuándo no entendían: Hay que ir más despacio. Cuándo se agobiaban: Hora de parar, de recoger impresiones, de motivar. UNA notaba, sobre todo, la energía del aula- eso se lee también-; adaptaba sus estrategias docentes a lo que estaba pasando allí; y modificaba- cuando era necesario- la clase que llevaba preparada. El factor humano es potente retroalimentación.

De la noche a la mañana, a UNA la cambiaron de trabajo. ¿Te acuerdas el trabajo que hacías, para el que estudiaste durante tantos años, para el que te preparaste? Pues ya no. Ahora vas a hacer un trabajo nuevo, uno para el que no estabas preparada y para el que ciertamente no has estudiado. Apáñatelas como buenamente puedas.

UNA no protestó. El mundo tal como lo conocíamos hasta ahora se desmoronaba a nuestro alrededor. El caos lo inundaba todo en aquel fin de semana del 14 de marzo. No era momento de protestar. Era momento de ponerse las pilas, de remangarse, de buscar salidas. Eso fue lo que hizo UNA. Como muchos. Como casi todos.

¿Cómo se hace esto?, era la primera pregunta, la pregunta básica sobre la mesa. Esto que no hemos hecho nunca antes. Toca formarse. En casa. A través de internet. Busca cursos, busca videotutoriales, busca consejos para una cuarentena sobrevenida. Eso fue lo que hicimos. Mientras las ofertas de tiempo de ocio (series, películas, teatro, conciertos) inundaban nuestros grupos de whatsapp, nosotros los profesores andábamos como locos compartiendo recursos, medios, ideas, herramientas, cosas que encuentro para clase. En cuestión de horas, me invitaron a un grupo en redes sociales llamado SOS Digital Docente, un grupo de socorro, de docentes para docentes: "Es momento de ayudarnos unos a otros." En cuestión de un par de días, una compañera al otro lado del país me invitaba a un canal en YouTube de Charlas cooperativas para Escuelas Amigas: Te estoy hablando de profesores ayudando a otros profesores. Altruismo-del-no-contaminado. Te estoy hablando de 
yo sé esto que puedes hacer en tu nuevo trabajo y te lo cuento, 
y escucho eso que tú sabes que yo puedo hacer en mi nuevo trabajo y me lo cuentas
Te estoy hablando de compartir buenas prácticas a la velocidad de la luz. Te estoy hablando de formación transversal: no de arriba-abajo, sino de tú-a-tú. Te estoy hablando de profesores sacando la mejor versión de nosotros mismos en medio del fin del mundo. 

En medio de un remolino de emociones.
Porque no se nos olvide que, mientras hacíamos todo esto, estábamos lidiando simultáneamente con el torrente de emociones, dentro y fuera. Las nuestras propias y las de los-que-de-verdad-importan: Mientras UNA pegaba la cara a una pantalla de ordenador buscando respuesta para la pregunta ¿cómo-se hace-esto?, les sujetaba la mano a sus hijos como único recurso ante la incapacidad de explicarles lo que UNA misma no alcanzaba a entender. Les acompañaba en unas emociones que UNA misma no llegaba a procesar: Miedo ante la incertidumbre. Tristeza ante la desolación de un espectáculo de tintes dantescos. 
No sólo las emociones de los hijos propios. 
También las de los hijos ajenos. 
Me refiero al alumnado que al otro lado de la pantalla expresaba su ansiedad, contaba su nuevo lo-normal, planteaba preguntas para las que UNA no tenía respuesta. En el caso de UNA, el alumnado es adulto, pero aquí somos todos infancia en pañales. 
En la primera videoconferencia con mi clase al comenzar el confinamiento, UNA no pudo evitar emocionarse.

UNA duda mucho de que un señor en un despacho tenga idea de qué estamos hablando aquí. Permíteme que lo dude. 
Pasarte horas preparando una clase que ha de durar una sola hora. Sentir el vértigo antes de empezarla. Estar lidiando con algo que no sólo no dominas tú sino que tampoco dominan ellos: El alumnado se ha matriculado de una cosa y está recibiendo otra, que no se nos olvide. Una clase online tiene además un factor-imprevisto importante: Depender de la conexión a un internet ya de por sí sobrecargado por las circunstancias. Sentir el vértigo, digo, y hacerlo de todos modos. Entrar en la clase y pasarte la mitad del tiempo comprobando que te oyen, que tú les oyes, que saben cómo levantar la mano virtual, que han hecho lo que tenían que hacer antes de la clase, que entienden lo que tienen que hacer después de la clase. Te cuentan las dificultades que están encontrando. Pilar levanta la mano: Tiene que irse ya porque su hija necesita el ordenador. Amelia levanta la mano: No localiza en la plataforma el feedback de la tarea que corregiste. Me interrumpe Gusi hijo2 porque no encuentra su tablet y tiene clase a las 10: Es su emergencia. Paco levanta la mano para leer un mensaje de whatsapp de Manuela que no quiere usar Zoom porque no se fía. Sentir el miedo. Tus conocimientos de las nuevas tecnologías no te habilitan para garantizar que la herramienta que utilizas sea segura. ¿Tú qué sabes? Sabes que no sabes nada, porque este trabajo es nuevo, ¿recuerdas? Te lo acaban de asignar. Dolfete hijo3 necesita el ordenador para sus tareas: Tendrás que esperar, Dolfete. Peter ha instalado su despacho en la cocina mientras UNA hace su videoconferencia en el salón, con la pared menos íntima de telón de fondo. Has dado al alumnado permiso para penetrar en tu casa, a través de la cámara de tu portátil o tu tablet o tu móvil, y de tu conexión a internet. Has prestado todos tus recursos al proceso de enseñanza y aprendizaje. Has regalado tu tiempo. La clase que iba a ser de una hora ha durado dos y no has hecho ni la mitad de la mitad de lo que pretendías hacer, porque el tiempo se te ha ido en los-cómos pero no en los-qué. La clase se ha acabado pero tú no has acabado. 
La marcha empieza ahora. Contesta sus correos, sus mensajes, los foros. Graba un videotutorial con el contenido que pretendías haber vertido en aquella clase que se te fue solucionando problemas técnicos y emocionales. Prepara un dossier con lo que tienen que hacer antes de la siguiente clase. Diseña un test online. Corrige los vídeos que te enviaron. Corrige las redacciones que te escribieron. Corrige, corrige, corrige. La plataforma no funciona correctamente así que lo tendrás que hacer offline y esta noche muy tarde o mañana muy temprano les subes las correcciones que a esa hora parece que va mejor. 

Y cuando te levantes de tu asiento a estirarte, porque tienes los hombros y el cuello anquilosados de tanto tiempo de pantalla, y el culo entumecido de tanto estar sentada, entonces aprovechas y haces la comida, que tus hijos parece que no perdonan y comen y cenan todos y cada uno de los días, y ayudas a Dolfete hijo3 con el mapa-puzzle en A3 de las comunidades autónomas y a Gusi hijo2 con el proyecto en 3D de plástica. ¿Y sabes qué? Que lo haces con respeto porque eres consciente de que al otro lado de ese mapa-puzzle y de ese proyecto-3D hay una maestra y una profesora que tuvieron que ponerse la pilas en 48 horas para poder seguir enseñando a tus hijos en medio del fin del mundo.

Desde aquí UNA se quita el sombrero. Desde aquí UNA rinde homenaje a la comunidad educativa. Con "comunidad educativa" no me refiero al señor del despacho, me refiero a todos esos maestros, profesores, alumnos, que hemos habilitado aulas en nuestras casas, con nuestros hijos, con nuestros perros, con nuestras cosas y los jirones de nuestra intimidad como decoración de clase. 
He visto estos días profesores a un par de años de la jubilación dando clases por Instagram. He visto seños aprendiendo a leer en pantalla la energía de su alumnado. He visto profes comprándose apresuradamente una pizarra por internet y lucirla como nueva adquisición de su salón. He visto al factor humano de esta comunidad educativa 
adaptándose sin directrices, 
exprimiendo sus capacidades al máximo sin instrucciones, 
tragando saliva antes de enfrentarse a un reto sin liderazgo. 
He visto gente tecnológicamente torpe haciendo birguerías digitales. He visto profes trabajar el triple de lo que trabajábamos en nuestro antiguo puesto. No queda tiempo para el ocio: Las propuestas que llegan por whatsapp nos pasan de refilón a no ser que nuestra creatividad en estado álgido diseñe cómo usarlas para clase.


¿Y sabes qué? 

RETO SUPERADO

La escuela, la que enseña, la que aprende, esa escuela no se ha confinado. 
Desde aquí UNA levanta una mano virtual para que conste en el acta de ese despacho.

36 comentarios:

  1. Me he emocionado mucho al leer tus palabras. Gracias, has sabido plasmar lo que todos/as sentimos. Y ¡ojalá que desde ahí arriba, desde los despachos, se den cuenta de todo esto!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ojalá el que estuviera en ese despacho fuera profesor, Anne!

      Eliminar
  2. Estoy muy orgullosa de haberte tenido de compañera

    ResponderEliminar
  3. Espléndido, compañera. Y los de arriba (gente que a duras penas es capaz de hablar en condiciones) diciendo "estamos perfectamente preparados para seguir lo que queda de curso online".

    ResponderEliminar
  4. Me siento muy identificada con tus palabras. Gracias por ponernos voz.

    ResponderEliminar
  5. Enhorabuena por tus reflexiones!!
    El señor del despacho de Sevilla o Madrid que no sabrá de que hablas podría estar, perfectamente también en un despacho de Burgos, de Valladolid, de...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, Anónimo. El problema de no salir de un despacho es que se levantan los pies de la tierra, se pierde el contacto con la realidad.

      Eliminar
  6. Sin palabras, pero con un gran aplauso. Lo has clavado, compañera.
    Un abrazo, para ti y toda la verdadera comunidad educativa que se ha volcado para que esto no pare.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdadera comunidad educativa merece una ovación. Gracias, Rosario.

      Eliminar
  7. Querida amiga Patricia:
    No se puede describir mejor ni con más sentimiento la situación que estamos vivienfo!
    GRACIAS por plasmar el sentimiento de much@s de nosotros y orgullosa de una comunidad educativa apasionada por lo que hacemos.Un abrazo fuerte! Marisa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Marisa, por tu abrazo. Yo también me siento orgullosa estos días de pertenecer a esta comunidad.

      Eliminar
  8. Me he emocionado a medida que iba leyendo y he terminado con lágrimas contenidas en los ojos. Asientos reclinables en despachos solitarios decidiendo qué hacer y cómo deben hacerlo otros con 30 caras expectantes en una pantalla. Y ellos son los expertos!!!
    Gracias por plasmar de un modo tan realista y humano lo que sentimos en este momento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, antoñito, por tu mensaje. La experiencia es lo que te hace "experto": Efectivamente. Lo demás son palabras vacías.

      Eliminar
  9. Gracias compañera!
    Línea a línea has ido desenganando lo que llevamos haciendo desde el día 14 de marzo .Reinventarse o reinventarse Jornada de día completo en la que a veces se descansa para hacer recreo pues te reclaman 10m en otro lado que no sea tu habitación del ordenador.Sintiendo miedo de que todo lo que haces no llega a todos .Y ser maestra para mí es toodo lo demás ( el ruido ,el guiño,los ojos adormilados a primera hora y grandes como platos después de tres seis sesiines, sus preguntas y nuestros experimentos y ensayos JUNTOS siempre juntos .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, englishthings. Lo que tú dices es lo que hemos hecho: Reinventarnos.
      Estamos. Todos. Juntos. En esto.
      ¡Gracias!

      Eliminar
  10. Eres una crack, y tus alunn@s te estarenos infinitamente agradecidos

    ResponderEliminar
  11. Como alumna y como pareja de un profe que, como tú, está de sol a sol, suscribo cada una de tus palabras. Valoro el esfuerzo y los sacrificios que todos los profesores estáis haciendo y prometo ponerme tan al día con las nuevas tecnologías para que nunca más tengas que ponerme como ejemplo de inutilidad informática (Imagina una carita con carcajadas).
    Y gracias. Muchísimas gracias. Si de alguna manera se puede medir el resultado de nuestros esfuerzos es con la repercusión que tienen en los demás. Tú, cada lunes y cada miércoles abres una ventana en mi mente que me ayuda a creer que, a pesar de mis 53 años ( venga, a la porra la intimidad, está en desuso) a pesar de la quimio...aun puedo seguir aprendiendo.
    Gracias de nuevo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias a ti, Amelia, por valorar y agradecer! Si tu pareja es profe, entonces sabes de lo que estoy hablando.

      Eliminar
  12. Enhorabuena, Patricia. Tú blog anda ya por Facebook, supongo que no te importará...lo leí anoche y me sentí profundamente identificada, y eternamente agradecida por haberlo escrito tan bien y tan bonito. Somos tantos los que levantamos la mano, que efectivamente es para estar orgulloso. GRACIAS.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Estrella. Claro que no me importa: Está bonito que la identificación nos permita sentirnos a todos un poco menos solos, un poco menos aislados.

      Eliminar
  13. UNA se ha emocionado de principio a fin pero cuando has hablado de tus hijos se me ha hecho un nudo en la garganta. Cómo empatizo contigo!!!....cada UNA en su rol.. Tú como madre-profe y yo cómo madre-alumna.
    Gracias por tu gran labor y dedicación hacia nosotros tus alumn@s...Eres una gran profesional y gran persona, no me cabe duda.... Un gran abrazo y hasta el Lunes....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Unknown. No sé quién eres pero, si eres madre, te conozco y reconozco, haciendo malabares en esta cuarentena surrealista. ¡Ánimo!

      Eliminar
  14. No nos conocemos, Patricia (tu artículo me ha llegado a través de una familiar) pero por un momento parece que hayas entrado en mi cabeza y con tus palabras has plasmado mis pensamientos y emociones. Gracias por ese reconocimiento constructivo y potente, por visibilizar el gran activo humano de la ESCUELA. Aquí OTRA que levanta esa mano virtual.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Diana Poveda, por levantar la mano conmigo.

      Eliminar
  15. Buenos días, Acabo de leer tu artículo y me ha emocionado. Esa es la labor que veo hacer en casa a marido e hijas de ESTA desde el 13 de Marzo, viernes, en que, sin estado de alarma todavía, no fueron al cole pero no dejaron de tener clase.
    Auténtica magia llena de vocación, responsabilidad, curiosidad y trabajo.
    ESTA te manda un aplauso grande agradecido

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, ESTA. Gracias MERCEDES HERNANDEZ. Y enhorabuena por la magia y la curiosidad de tus hijas y marido.

      Eliminar
  16. Buenos días Patricia: Me siento más que indentificado contigo preparando y buscando recursos de sol a sol, soy profesor, reinventado desde la última crisis. Y creo firmemente en el "Talento" de todos los educadores, de la pasión por querer que sus alumnos aprendan. Me has emocionado. Mi aplauso para ti Patricia por poner letras "con sentido" a una profesión que a día de hoy es "pasión, magia, valores, una forma de entender la vida". Gracias por darme los Buenos Días, gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Profesor reinventado": Creo que no hay mejor manera de definirlo, Raúl del Barrio. Talento y pasión.

      Eliminar
  17. Acabo de encontrar tu blog y me identifico totalmente con lo que escribiste en su momento y con lo que sigues escribiendo hoy día. Muchas gracias colega

    ResponderEliminar

Agradezco tus comentarios