jueves, 3 de febrero de 2022

La última navidad de Doña Carmen

Poco sospechaba Doña Carmen que aquella sería su última navidad. Cuando llegas a cierta edad, el pensamiento te cruza la cabeza, ¡claro está!, pero lo hace tipo correcaminos. No se para a regodearse pues si no, no vivirías. Y Doña Carmen tiene ganas de vivir. Con su Manolo. Y su hija y su hijo, y sus dos nietas. Todos no se van a juntar este año, ¡no por Dios! que hay miedo, pero su Moni, su muñequita, sí vendrá a cenar con ellos, y así no estarán solos. 

Moni se hace el test de antígenos. Para prevenir. No tiene síntomas pero quiere proteger a su madre que no pudo vacunarse por un síndrome que padeció hace tiempo. Moni lleva desde que empezó la oleada preocupada por su madre, vigilando quién se le acerca y cómo.

UNA forma parte del equipo de animación todo-va-a-salir bien.

- No lo puedes controlar todo, Moni- le decía UNA. 
- Ya lo sé, ya lo sé-, pero en realidad no lo sabía.

Así que se repite el test de antígenos. Negativo. Puede cenar con sus padres.

A los tres días, Moni empieza con síntomas. Se encuentra mal. ¡Ay! Le inunda el miedo. Un test viene a confirmar lo peor. Es positivo. 

A los cuatro días, su peor temor se hace realidad:

-Mi madre está con mucha fiebre...

-Moni, chica, no dejes que la mente te juegue malas pasadas que seguro que te vas a poner en lo más grave. En peores plazas ha toreado tu madre. No sabes si es Covid y, aunque lo fuera, este Covid no es el primer Covid- intentamos tranquilizarla el equipo todo-va-a-salir-bien.

Pero Doña Carmen también dará positivo. Llama a sus hijos para decírselo. ¡Ay, mamaíta! 

- Moni, cariño, hay muchos casos pero no tan graves. La mejor manera de ayudar a tu madre es ponerte bien enseguida para para poder ayudarla a ponerse bien ella. Ya veras cómo todo-va-a-salir-bien.

Los días siguientes pasan pesados. Doña Carmen en su casa, Moni en la suya. Llamando cada hora. Si Doña Carmen se ha levantado y se ha puesto a limpiar ¡qué buena señal! Moni siente un pelín de alivio. Si Doña Carmen está pachucha o triste porque empieza el año sola sin poder tomarse las uvas con su muñequita, ni poder celebrar juntos el santo de su Manolo y de su hijo como cuando eran felices, o preocupada porque su muñequita está sola sin nadie que la cuide, Moni se pone peor, Moni se culpa, Moni se angustia, Moni se siente impotente.

Para el día de reyes, Doña Carmen se ha debilitado porque no quiere comer y su Manolo decide llevarla al hospital. Se queda ingresada con neumonía bilateral. El equipo todo-va-a-salir-bien sigue animando: -Así está mejor atendida. - ¡Menos mal que lo han pillado a tiempo!

Doña Carmen está sola. Nadie puede entrar en planta Covid. Así que el equipo todo-va-a-salir-bien se pone en acción. Localizamos a una enfermera amiga que conoce a una enfermera en la planta de Doña Carmen y hacemos una cadena de mensajes. De Moni a UNA, de UNA a la enfermera amiga, de la enfermera amiga a la enfermera en planta, de la enfermera en planta a Doña Carmen. Y, así, Doña Carmen recibe el afecto de su Manolo y de su muñequita. ¡Que te queremos! ¡Que eres la más bonita!



Pasan los mensajes, pasan los días y, poco a poco, va pasando la última navidad de Doña Carmen. La culpa va ganando protagonismo para afearlo más todo. Moni no sabe cómo se va a perdonar a sí misma. El equipo todo-va-a-salir-bien intenta hacerle llegar que aquí no hay culpables, que en la pandemia sólo hay víctimas. 

Pero vamos perdiendo impulso...

Cuando llega la tan temida llamada de que puede entrar en zona Covid a ver a Doña Carmen, ya Moni sabe que no hay motivos para la alegría. Y el equipo todo-va-a-salir-bien agacha la cabeza y guarda silencio, porque ya sabemos que nada-va-a-salir-bien

Da comienzo el espectáculo de la muerte, ése al que todos hemos asistido en alguna ocasión, o si tienes la suerte de haberte librado hasta ahora, lamento anunciarte que tienes entradas de palco para asistir en futuras sesiones. Nadie habla de las escenas dantescas que todos nos esforzamos en olvidar y asolan el trance del que vivimos tratando de escapar. 


Más allá del merchandising que se ha montado alrededor de esta pandemia, ese mercadillo de mascarillas de colores y tests negativos que luego son positivos y geles hidroalcohólicos de variadas texturas y olores;
más allá de la cantidad ingente de palabras que nos eran ajenas y que no han tardado en colgarse de la jerga diaria de cualquier conversación: PCR, antígenos, carga viral, neumonía bilateral, confinamiento;
más allá del triste hecho de que los chiquillos de 2 años aprendan a hablar una lengua que ya se ha apropiado de esos términos, que en su "desde siempre" hayan leído caras adultas tapadas y que "lo raro" para ellos sean las caras desnudas al descubierto;
más allá de todo esto, bajando a tierra, la pandemia es el drama familiar de la última navidad de Doña Carmen.

Que no se nos olvide.
Que lo fácil es hablar de fenómenos globales y términos abstractos de despacho.
Pero a pie de calle la pandemia ha supuesto que muchos todo-va-a-salir-bien acabaran no saliendo bien. Nos ha callado la boca a muchos equipos de animación.
La pandemia ha marcado 93.857 últimas navidades para ser exactos cuando UNA termina de escribir este post. Serán probablemente más cuando tú lo leas.

🌺🌸🌼🌻

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2 comentarios:

  1. Por suerte, o por desgracia, nunca he sido del equipo todo va a salir bien, tengo un sentido fatalista de la existencia y siempre espero los golpes, aunque nunca lleguen...

    La pandemia, como las crisis, mucha macroeconomía y muchos microperjudicados de los que nadie se acuerda... ¿nadie?, no, tu lo has hecho... gracias.

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Agradezco tus comentarios