jueves, 20 de enero de 2022

Magia

Hace ya demasiados años, hablando con una de esas personas a las que UNA le había regalado autoridad (¡cuidado con a quién regalas autoridad!), UNA le contaba cómo Paul hijo1 se parecía a Peter físicamente y a UNA por su personalidad; y que, por el contrario, Gusi hijo2 se parecía a UNA por fuera y a Peter por dentro; y cómo Dolfete hijo3 era la operación final porque era una mezcla entre Paul y Gusi con lo cual llevaba una dosis de apariencia y una dosis de carácter tanto de Peter como de UNA.

Paul hijo1 = Peter + UNA
Gusi hijo2 = UNA + Peter
Dolfete hijo3 = Paul hijo1 + Gusi hijo2 = Peter + UNA + UNA + Peter

La persona a la que UNA le había regalado autoridad callaba y me lanzaba una mirada entre compasiva y condescendiente.

UNA siguió relatando sobre cómo mi padre vivió entre mujeres, porque éramos cuatro hermanAs más mi madre, y cómo UNA vive entre hombres, porque tiene tres chicOs más Peter; y de cómo ese aislamiento de género influye. Inevitablemente influye.

El tipo que vestía la autoridad por UNA regalada me miró y me dijo:

-Tienes una visión mágica de la vida pero mucho me temo que la vida no funciona así.

UNA inmediatamente pensó en el realismo mágico de los libros de Isabel Allende, una de las autoras que considero mías.

"La vida no funciona así". No se me ocurrió cuestionarlo. Me lo creí a pies juntillas: "La vida no funciona así". La vida no es magia. La vida no es mágica.

Pocas palabras han hecho tanto daño en UNA sin darse UNA apenas cuenta de ese daño. Empecé a descartar mis versiones, a empaparme de realismo asegurándome de escurrir lo mágico. Mis creencias se tornaron escépticas. UNA se volvió cínica. Permití que eso ocurriera. Siempre había una explicación lógica, racional y razonable para todo; una explicación mucho más aburrida de la que yo hubiera encontrado tiempo atrás, pero a la vez mucho más madura, que habría atravesado sin trabas el filtro de mi figura de autoridad.

Los niños a veces me hacían dudar, ¡claro!, con esa permeabilidad que tienen para la magia. Paul hijo1 admiraba puntitos de luz donde UNA sólo veía una persiana bajada de día; Gusi hijo2 celebraba que empezaba la manga larga cuando UNA sólo veía un incómodo día pasado por agua de lluvia; lo que UNA sentía cuando Dolfete hijo3 se enredaba en mí como una hiedra provocaba serias dudas en el pragmatismo recién autoimpuesto.



No estoy segura de cuándo ha vuelto la magia. Puede que haya sido después de tocar fondo en mi noche oscura del alma (la que me ha mantenido alejada del blog estas últimas semanas). Lo que creo es que esto ha sido como hundir en una bañera un patito de goma: Siempre vuelve a flote. Lo que sé es que he tomado la decisión consciente de permitir que vuelva. No, no sólo eso: De celebrar que vuelva. ¡Bienvenida de vuelta a casa, magia! Espero que estés aquí para quedarte. He tomado la decisión consciente de devolver la autoridad a UNA.

La magia no es popular en estos días. Cuando, mientras estábamos buscando casa, hacíamos una visita y entrábamos en un piso que en teoría reunía los requisitos que buscábamos pero, sin embargo, mi cuerpo gritaba ¡NOOOO!, UNA no encontraba otro modo de explicárselo a Peter que decirle que no me gustaba la energía del piso. Peter me ponía los ojos en blanco progresivamente desesperado.

-Vas a tener que cambiar el lenguaje, me decía una amiga, porque eso de la energía... 
La energía no se ve, se siente, y todo lo que no se ve es magia. Por eso no es popular. Pero muchos de los que criticarán que creas en la energía de las cosas y tacharán tus creencias de paparruchas-New-Age, sostendrán a su vez que el pan se convierte en cuerpo y que el vino se convierte en sangre. La fe tampoco se ve, también se siente, y todo lo que no se ve es magia. La fe es su magia. Seamos respetuosos con la magia ajena.

Teníamos claro cuál creíamos que era el piso que queríamos y por fin un día nos llamaron para verlo después de semanas esperando. El piso, que tantas expectativas nos había generado en la espera, sin embargo nos decepcionó sobremanera. Al volver a casa tremendamente desilusionada, me entró por redes una cita de Haruki Murakami: "Lo que sea que estás buscando no va a llegar de la manera que te lo esperas". ¿Casualidad o magia?

Me enamoré también de una casita que en su momento pensé destinada para nuestra familia-de-5. La dueña cambió de opinión y me quedé con el deseo formulado titilando en el aire. Entonces me arroparon las palabras a mi alrededor:


-Si no ha salido bien es porque hay algo mejor esperando...
Efectivamente, lo había. Semanas más tarde apareció, como por arte de magia, un piso que no me hizo falta ver entero para saber que su energía me llamaba.

Serendipity. Casualidad. Abracadabra.
¡Bienvenidas a casa!

Curiosamente, para UNA la madurez va a pasar necesariamente por abrazar de vuelta la magia que se escapó por una mala distribución de la autoridad. Cuando repartas la tuya, no olvides quedarte con la mejor parte.

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2 comentarios:

  1. No me gustan las personas que dicen que la vida no funciona así, por lo general lo dicen personas que hacen todo lo posible porque no funcione así..

    Y no, la magia no existe, pero no por eso debemos dejar de creer en ella ;)

    Me alegra tu vuelta y espero que vayas encontrando algo de orden en medio del desorden ..

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  2. Y a mí también me alegra tu vuelta a la vida, vivir sin tener magia, venga de donde venga, no es vivir plenamente. Te hace insensible y cínica y la verdad no te pega.
    Además me alegro mucho de que hayas asentado tus raíces en algún piso de por dónde sea que esté, y que lo sientas tuyo. No en vano estamos hablando de tu hogar. Debes sentir eso que dices que sentiste, sino jamás sería tu hogar.

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Agradezco tus comentarios