Cuando mi sobrina era bebé, mi hermana y mi cuñado nos dejaron a Peter y a UNA con ella, que entonces no éramos aún padres. En un momento dado, la bebé empezó a gimotear, y el gimoteo se convirtió enseguida en un llanto inconsolable que se estrechaba dolorosamente en el tiempo. No había manera humana de hacer callar a aquella criatura y UNA se desesperaba, lo cual probablemente no hacía sino enconar sus berridos - ahora UNA-madre sabe que el sistema nervioso del adulto regula el del niño pero entonces era tía-novata y lo ignoraba. Me agobié tela porque llevábamos casi media hora sin lograr que la bebé dejara de llorar y estuve a punto de llamar a su madre (por cierto, si te han dejado a un niño en custodia, nunca llames a su madre- le arruinarás el día). Entonces Peter tuvo un arrebato de inspiración: me quitó a la niña de los brazos con determinación y le metió la cabeza debajo del grifo de agua. La cría se calmó de inmediato. Puede que fuera la sorpresa del remojón, pero UNA prefiere creer en el poder del agua, que he descubierto ya de adulta pero se me ha revelado mágico.
No sé si conocéis a Wim Hof. Le llaman el-hombre-del-hielo. Es un personaje, cuando menos, pintoresco. A mí me hace mucha gracia el tipo en sí y además el hecho de que, no siendo americano, es el prototipo del sueño americano: el nuevo prototipo, me refiero, el de la-era-online. Tienen una idea, muchas veces tirados en la cama de pura desidia. La idea es semi-tonta o tonta entera: no tiene demasiada chicha, a cualquiera se le podría haber ocurrido un domingo por la tarde... Pues ¡coño! se apañan para vendértela. Te escriben un libro, te inventan un curso, después viene la app, y la idea semi-tonta acaba acuñando dólares a mansalva.
Pues bien, al tipo éste es al que se le ocurrió la idea de meterse en agua fría, después muy fría, después en hielo; le añadió unas respiraciones.... y se hizo de oro. El caso es que sus vídeos me resultan divertidos, su acento es encantador y él es la imagen de un padre que se hubiera hecho vagabundo para hacer más entretenido el cuento de sus hijos. Empecé a probar lo de la ducha fría, ¡coño! y funciona. Me acordé de mi sobrina. Tienes una rabieta, o son tus hijos los que la tienen y te estás volviendo loca, estás a punto de gritar o de salir corriendo o de salir corriendo gritando, y te metes debajo de una ducha de agua fría y en breve, te digo en muy breve, eres madre-zen. Hay algo de ciencia en esto, que tiene que ver con el nervio vago, pero esa parte te la dejo para que la googlees.
El mar. ¿Quién no lo ha sentido? Te dejas envolver por las olas y éstas te mecen. Si te quedas quieta y callada, los ruidos de la playa y aquellos que de chica estaban dentro de una caracola te cantarán una nana. El mismo mar de todos los veranos.
El agua tiene poder. El poder de los cuerpos de agua. El agua sana. El agua cura. Si alguien en tu entorno está ofuscado por la ansiedad o la tristeza o la ira, ofrécele un vaso de agua fría. El agua alivia. Te riega por dentro. La lluvia sosiega. Escuchar la lluvia es en sí una meditación. Dejarte mojar por ella es acupuntura, un masaje suave. En Córdoba, cuando llueve, la vida se para. Hay embotellamientos de paraguas. A UNA le sorprendía en Inglaterra que la gente se dejaba mojar mucho más, salían a la calle sin paraguas ni aspavientos. ¿Están más acostumbrados? Puede. ¿Ya tienen tema para su siguiente tarde de pub? Puede. Pero UNA prefiere creer que han descubierto el poder del agua en su sistema emocional y se lo tienen callado.
El agua ya no está tan fría. Ni la del grifo, ni la del mar. Prefieres no pensar en ello, ¿verdad? UNA también. Yo también. Me angustia, me agobia, me asfixia. El otro día topé con un meme que decía que el cambio climático es el mayor ¡TE-LO-DIJE! de la historia. Lo es. Está aquí. El mar de este verano ya no es el mismo mar de todos los veranos: está más caliente. La ola de calor interminable es global. Los negacionistas siguen negándolo pues para ello son negacionistas. Mientras lo niegan, les resbala el sudor por frente y escote. Negar es un modo de calmar la ansiedad como otro cualquiera. Como el propio optimismo. O como evitar el pensamiento. O como meterse en el agua. ¡Ay! Pero si lo que te produce ansiedad es pensar en el cambio climático y te metes en el agua para calmar la ansiedad y la temperatura del agua te recuerda que el cambio climático ya no es una predicción sino un fenómeno cuya velocidad excede lo previsto, entonces ¿¡qué!? ¿Cuánto hace que no oímos la lluvia?
Hace unos años cambié de vivienda y ahora voy a trabajar en bici casi todos los días. Al principio, cuando llovía, usaba el transporte público, pero poco a poco me fui arriesgando a seguir en bici aunque lloviese un poco y es extraño lo bien que sienta un poco de agua, los olores, los ruidos, los colores... llegas al trabajo con otro talante (aunque me suele durar poco ;) )
ResponderEliminarEn cuanto a la última parte, si me permites me autocitaré aunque sea un poco feo: "No hay cambio de rumbo posible, exprimiremos este planeta hasta que sea una cáscara vacía y después nos sentaremos a contemplar con asombro nuestra propia extinción."
Me he sentado a contestarte varias veces y se me alarga tanto la respuesta que he decidido hacerlo en otra entrada. Con tu permiso, usaré tu cita de la cáscara vacía.
EliminarMe encantará leerte.. la cita es toda tuya :)
EliminarNo hace mucho el agua empezó a cotizar en bolsa. Dentro de pocos años será el nuevo oro.
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