ESTO es lo que hay. ESTO es lo que tienes: una vida mundana. ¿Qué vas a hacer con ella? ¿Qué vas a hacer con tu vida mundana? Voy a hacerla grandiosa. Voy a ponerla en valor. Voy a hacer que mi vida mundana merezca la pena. Y éste es el blog donde voy a escribir sobre ello.
lunes, 22 de marzo de 2021
A flor de piel
domingo, 27 de diciembre de 2020
El síndrome de Demasiado
Después de algo de reflexión y años de experiencia, UNA se da cuenta de que en la raíz de todo el estrés, del estrés de cualquier intensidad y tipo, está la palabra DEMASIADO metiendo cizaña.
DEMASIADAS cosas por hacer. La lista interminable: esa lista que, según vas tachando por arriba, va creciendo por abajo. Carmela, una amiga, me dijo que no hiciera listas: las listas agobian. A UNA, sin embargo, la organizan: UNA siempre hace listas. Pero con el tiempo UNA ha aprendido que, cuando la lista crece por abajo más rápido de lo que tacha por arriba, es tiempo de romperla y empezar otra nueva, más nítida, menos agobiante. Rafa, un amigo, me prestó otro truco: para cada cosa por hacer, pregúntate si es realmente importante o realmente urgente. Si la respuesta es no o si dudas, sácala de la lista. Así vas quitando las malas hierbas, las que añaden el epíteto de “demasiadas” a las cosas por hacer.
Eso es lo que hacemos: hacer, hacer, hacer. Es como una compulsión. Se nos olvida estar. Se nos olvida ser. Seguramente sea todo mucho más simple. Tiene necesariamente que serlo. Se nos olvida simplificar.
DEMASIADOS pensamientos empañan tu mente. UNA lo llama estar en modo-bucle. Detrás de un pensamiento viene otro, y éste a su vez se enzarza con otro, hasta que se forma una maraña que te impide ver con claridad: te roba la lucidez. El pensamiento horizontal de Gilbert del que ya os hablé funciona así. Las putas hormonas también tienen este efecto secundario. El victimismo igualmente provoca el modo-bucle.
Pues para el modo-bucle, no hay otro remedio que aire, que corra el aire. A la calle, a tomar el sol: vete literalmente a paseo. En el modo-bucle normalmente se enreda el pensamiento recurrente de que esto va a ser así siempre, de que esto no pasará. Pero pasa, sí pasa. Se pasa con una buena dosis de aire fresco.
DEMASIADAS cosas acumuladas. Comprar, comprar, comprar. Vamos metiendo cosas que apenas usamos en rincones de armarios, compramos armarios para meter más cosas que apenas usamos, compramos casas para meter armarios con cosas que apenas usamos. Tener DEMASIADO, curiosamente, es una causa mayor de estrés. Digo curiosamente porque una de las estrategias que más utilizamos para lidiar con el estrés es irnos de shopping therapy, esa sensación de control que nos proporciona la tarjeta de crédito. Estamos estos días llenando las tiendas más que nunca precisamente porque es lo único que sentimos que podemos controlar en esta situación de descontrol global. Y, sin embargo, esta terapia-de-compras produce a largo plazo el efecto contrario: cuanto más tienes, más estrés. Sólo hace falta echar un vistazo a la generación de nuestros hijos, los eternamente-insatisfechos: cuanto más tienen, más quieren.
UNA anda estos días ordenando en casa, intentando quedarse sólo con lo que usa y deshacerse de lo que no necesita, y es casi imposible hacerlo a estas alturas de la vida. Tendría que tirarlo prácticamente todo, porque lo que UNA usa es poco, lo que UNA necesita es poco y, sin embargo, tiene mucho. UNA tiene DEMASIADO. Es el síndrome de nuestra era. De hecho, UNA concluye que es el síndrome que ha provocado que nos encontremos donde nos encontramos. Hemos drenado el planeta y éste se está sacudiendo, como un perro recién bañado.
Internet, con todas sus lindezas, no ha hecho otra cosa que agravar el síndrome-de-DEMASIADO. Internet no tiene fin. Internet es el culmen de DEMASIADO, su punto álgido exacerbado al máximo. Nunca podrás leer todos los libros, nunca podrás hacer todos los cursos, nunca verás todas las temporadas de todas las series, nunca jugarás todas las partidas. Hacer, hacer, hacer. No acabarás nunca. Podrás navegar hasta el infinito y más allá. No te dará la vida. Díselo a tu hijo:
- ¡Que lo dejes ya!
- ¡Pero es que aún no he terminado!
- No acabarás nunca.
El síndrome-de-DEMASIADO nos ha robado el placer de la tarea acabada. Del punto y final. Entras en tu correo electrónico y te espera el estrés de una bandeja de entrada plagada de emails. Enciendes el móvil y te aguardan las ciento ochenta notificaciones de mensajes sin leer.
Contra el síndrome-de-DEMASIADO, sólo cabe el antídoto de la presencia:
Esto es lo que estoy haciendo ahora
Sin distracción. Las posibilidades de distracción son DEMASIADAS. Ese antídoto, no obstante, requiere de cultivo. Estamos DEMASIADO inmersos en la cultura-de-DEMASIADO como para que nos salga natural.
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Photo by Jan Canty on Unsplash
Cuando Paul hijo1 era pequeño, no captaba muy bien las connotaciones de la palabra y me decía:
Mamá, te quiero demasiado
Pues eso, que de lo único de lo que no se puede tener DEMASIADO es del amor. Casi todo lo demás sobra.
sábado, 25 de julio de 2020
Adolescencia programada



- Es normal, me dice.
Es lo que toca ahora.
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar...
"A veces doy cosas por hecho.Que te querrán para siempre.Que te querrán, sin más.De pequeños, dependen de ti.Te agarran, se enganchan y los abrazas.Se me acurrucaba.Yo era lo que más necesitaba del mundo.Y luego crecen...Y ya no puedes sujetarlos ni tocarlos así, no...Aunque quieras.Y es como aprender a amar el olor de una manzana cuando, en realidad, quieres agarrarla y sujetarla.Devorarla.Con pepitas y todo.Y te das cuenta de que no te necesitaban ellos.Los necesitabas tú."
domingo, 28 de junio de 2020
Ansiedad: Manual de Usuario Tomo 1
Éste no es un post cualquiera de Una_Vida_Mundana. No es un post para todos los públicos. Es un post para los que, LAS que, como UNA, padecen o han padecido de ansiedad (porque si la has padecido, la sombra de su reaparición permanece en ciernes sobre ti).
Absténganse de su lectura los-cuerdos.
Así que voy a hacer un salto de párrafo ahora mismo y todos aquellos que ni la padecen ni la han padecido, van a hacernos el favor de dejar de leer y se van a poner a otra cosa, mariposa.
A ti que sigues aquí conmigo te dedico este manual de usuario de la ansiedad porque, fíjate, UNA no es psicoterapeuta, pero se considera experta-en-ansiedad.
He echado a los demás de esta lectura, a los que desconocen el tema, porque lo último que necesitamos aquí son sus miradas de incomprensión, de perplejidad ante unos síntomas que les son ajenos, su gesto de a-mí-lo-que-me-parece-es-que-estás-loca...
He escrito arriba "LAS que padecen" no porque dude de que ellOs también la padezcan, sino porque en una cultura en la que a ellOs se les educa para ser machos-alfa, es raro que un hombre admita que sufre de una condición debilitante. He aquí la primera baza de la ansiedad:
Además, UNA, experta-en-ansiedad, ha llegado a concluir que nuestras amigas, las-p***as-hormonas-femeninas influyen mucho en los estados ansiosos y que por ello somos nosotrAs las que atravesamos estos estados más que ellOs.
¿Pero por qué me pasa esto a mí?¿Pero qué he hecho yo para merecer esto?¿Pero por qué estoy yo así y los demás no?
Esto no se me va a pasar nunca""A lo mejor me estoy volviendo loca""Tengo que salir de aquí como sea"
Vale. Ya tienes la atención en las sensaciones del cuerpo. ¿Y ahora qué?
Hay una postura en yoga que se llama el pez. En esa postura la cabeza está inclinada hacia atrás de modo que la parte superior de la cabeza descansa sobre el suelo. Cuando UNA empezó a hacer esta postura, UNA se agobiaba tela: Me daba la impresión de que me iba a romper por el cuello o por la garganta; me entraba sobre todo una sensación ansiosa de que no iba a poder deshacer la postura.
¿Puedo estar con esto?¿Puedo quedarme con esta sensación ansiosa?
Mira, me caes mal, pero me quedo contigo aquí sentada un rato.
Vamos a hacer una prueba. Quiero que cierres los ojos.
[¿Cómo voy a seguir leyendo si cierro los ojos? No estoy segura... Organízate 😬]
Vale, ahora quiero que pares y escanees tu cuerpo tras imaginar, realmente imaginar, esta situación: ¿Cómo está tu respiración? ¿Está agitada, acelerada, entrecortada? Si has hecho de forma auténtica el ejercicio, lo estará. Notarás igualmente tensión en algunas partes del cuerpo. Quizás la mandíbula. Quizás tengas los hombros encogidos.
¿Y ves? No ha pasado nada. TODO-ESTÁ-BIEN. Y, sin embargo, un pensamiento ha cambiado en cuestión de segundos el funcionamiento de tu cuerpo. Un pensamiento irracional, infundado.
- Nombrarla: Esto es ansiedad.
- Darle la bienvenida como a una vieja amiga: Hola, te veo, te reconozco, vieja amiga, bienvenida. Saber estar con la nube negra. Perder el miedo al miedo.
- No darle cancha a los pensamientos: No escuches las preguntas ni las sentencias que a modo de fuegos artificiales estallan en tu cabeza.
- Escanea tu cuerpo con curiosidad, poniendo la atención en las sensaciones.
Este post ha quedado largo. Por eso es un tomo. El tomo 1. Viene otro: El tomo 2. UNA lleva usando la ansiedad un rato y le cuesta resumir.