sábado, 5 de septiembre de 2020

Hablemos de Messi (o la-vuelta-al-cole de UNA)

UNA es teacher y madre así que padece dos vueltas al cole.

La primera la de UNA. UNA llega a la escuela. Cambia su mascarilla azul por una mascarilla blanca. No puede dar dos besos a compañeros que lleva sin ver desde marzo. No es que me importe demasiado porque UNA no es muy besucona pero, sin embargo, hay compañeros-amigos a los que me gustaría abrazar y no puedo. Hacemos el amago, nos reprimimos, juntamos un codo.

Nos convocan en el departamento para darnos los exámenes que tenemos que vigilar. ¿No estamos muchos? Es que somos muchos en el departamento. Si nos cuento, salen más de la cuenta, más de los permitidos en una reunión social cualquiera, así que decido no contarnos. ¿Para qué? 

Las ventanas abiertas. Córdoba. Cuatro de la tarde. Hace calor. La mascarilla exacerba el calor. Tengo sed pero la fuente está clausurada. 

Noto que hay compañeros con guantes. Me pregunto si debiera haberme puesto guantes. Por un momento me entra el pánico porque UNA confiesa que UNA todavía no se ha leído el tocho que ha redactado el equipo directivo con el protocolo COVID-19 y que nos ha enviado por correo a finales de agosto. Me pregunto si es que los guantes serán obligatorios pero deduzco que no porque algunos los llevan y otros no. Parece que los guantes son como un chivato de el-miedo-que-va-por-dentro.

Me dirijo al aula. Hay quince alumnos. Mesa sí. Mesa no. La mesa-no está señalada con una señal de prohibido. La imagen de un pupitre escolar con una señal de prohibido encima me parece curiosamente simbólica. Trato de recordar que en la-vuelta-al-cole de mis tres reyes no habrá mesas-no, lo cual UNA no sabe valorar si es bueno o malo. El COVID-19 nos ha robado la capacidad de distinguir qué es lo conveniente. 

Empiezo a dar las instrucciones de examen ante esos quince candidatos que también decido no contar porque salen más de la cuenta, más de los permitidos en una reunión social cualquiera. Se me ocurre que la mascarilla nos ha liberado de las jerarquías. De repente, somos todos iguales, ellos y UNA. Nadie sabe más que nadie. Estamos igual de indefensos y de vulnerables. Usamos el gel hidroalcóholico a mansalva, antes de entregar los exámenes, antes de cogerlos, después de entregarlos, después de recogerlos, como si nos fuera la vida en ello. Las manos pegajosas. Los papeles ajenos.

En un momento de la tarde tenemos que hacer una comprensión oral. Tenemos puertas y ventanas abiertas, ventiladores histéricos; calor, mucho calor. Les explico a los que se examinan que el barrio es ruidoso, que tal vez para esa parte de la prueba debiéramos cerrar las ventanas y encender el aire acondicionado para evitar que los ruidos externos interfieran con la audición. Los miro buscando su aprobación. Nadie dice nada porque nadie sabe qué es lo mejor. UNA tiene que tomar la decisión ante el silencio indeciso de una audiencia que no sabe si esa tarde está más asustada por el examen o por el COVID.

Cinco horas y media más tarde salimos del examen. UNA tiene un dolor de cabeza agudo. Vuelve al departamento a devolver los exámenes. Los con-guantes miran las manos de los sin-guantes. Nadie sabe qué es peor. Los con-guantes han decidido dejar los exámenes en cuarentena. Los sin-guantes empezaremos a corregir cuanto antes. Los plazos son cortos. 

UNA sale de la escuela contenta de recuperar la mascarilla azul pero el dolor de cabeza persiste. Me pregunto hasta cuándo la mascarilla. Me recuerdo que ahora sólo existe ahora. Me pregunto también en qué consisten las medidas anti-COVID de las que tanto presumía la ministra de educación cuando aclamaba con contundencia que "estamos preparados para la-vuelta-al-cole". ¿Se referiría al color de las mascarillas o al gel hidroalcóholico? ¿Se referiría a la clausura de las fuentes? ¿Se referiría a los guantes opcionales? ¿Se referiría al papeleo que este comienzo de curso ha supuesto para el equipo directivo de mi centro? ¿Se referiría a las mesas-no? No podía referirse a las mesas-no porque de ésas no habrá en la-vuelta-al-cole de mis tres reyes. 




¿Estamos preparados para la-vuelta-al-cole? Porque UNA no está segura de estar preparada para un curso repleto de tardes como ésta. Supongo que hay cosas en la vida que hay hacer sin estar preparados. La vida tiene que continuar.

Me acuerdo de los sanitarios en sus escafandras y sus interminables turnos, y decido dejar de quejarme mentalmente y de lamentarme por la suerte de mi gremio.

Pongo la radio en el móvil y están hablando de Messi. Llego a casa, pongo las noticias y están hablando de Messi. UNA no se había enterado de que lo realmente importante esta tarde es que Messi se queda en el Barça y que todo lo demás, incluido el gusto amargo que me produce esta vuelta-al-cole de UNA y la consiguiente preocupación por la inminente vuelta-al-cole de mis tres reyes, son paparruchas. 


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