lunes, 23 de marzo de 2020

Que no se nos olvide ganar el tiempo


Las "nuevas" tecnologías (con comillas a estas alturas) están muy bien: Nos permiten estar en contacto con el mundo en un momento en el que lo que prima es guardar la distancia social, aliviando así el aislamiento del confinamiento. Pero, como casi todo en esta vida, son un arma de doble filo pues, en cuestión de días, las hemos puesto a nuestro servicio para calcar e imitar a pies juntillas el estrés que veníamos arrastrando antes del parón. UNA lo llama el-parón; pero, realmente, ¿lo está siendo?


Te llega una clase de yoga por email. Tu profe de pilates te ha colgado dos entrenamientos en youtube. Tu fisioterapeuta te manda por whatsapp unas rutinas de estiramientos. Has decidido empezar a meditar porque no duermes bien así que te has unido a un grupo de facebook que queda live dos veces al día. Te has apuntado a un curso online de batch cooking que siempre quisiste hacer pero no te podías permitir y ¡ahora es gratis! Has quedado el sábado a la una para hacer un zoom con tus amigas y reproducir la caña del mediodía. A las siete te has puesto un recordatorio en tu google calendar de que Rosa Montero va a dar una charla de escritura creativa en instagram. Esta noche veremos esa serie que llevábamos tiempo queriendo ver ¿en qué plataforma? No me acuerdo ahora si era netflix o hbo o amazon prime, la verdad, luego lo miro en cuanto termine de leer los 184 mensajes de grupos de whatsapp que me he encontrado en el smartphone cuando he abierto los ojos después de meditar. Hay un concierto en streaming de uno de mis grupos favoritos pero resulta que coincide con el hangouts del curso de fotografía disponible de forma gratuita desde ayer.


¿¡HOLA!?

Podríamos seguir unos cuantos párrafos más en la misma línea y sólo llevamos una semana de confinamiento.

¿¡HOLA!?

¿De verdad esto es lo que vamos a hacer? ¿Es que no vamos a aprender la lección-vital de el-parón? ¿La eLECCIÓN de el-parón? Fue Einstein quien dijo que si haces lo que siempre hiciste, obtendrás lo que siempre obtuviste.

UNA está agradecida. De verdad. UNA está conmovida porque la solidaridad, uno de los #valores que despega a lo bestia estos días y viene a domar el surrealismo de la situación, haya puesto a nuestra disposición cientos y miles de recursos. UNA está agradecida a todos esos imperios que, a pesar de la conciencia de la crisis económica que se nos viene encima, han hecho imperar el altruismo sobre el beneficio (aunque se trate de una mera estrategia más de marketing que de solidaridad en algunos casos).
Pero que no se nos olvide. Que no se nos olvide por qué estamos aquí. Que no se nos olvide para qué estamos aquí. Si nos colgamos a todo lo que esas pantallas nos ofrecen, si nos estresamos con las nuevas (sin comillas) listas de cosas por hacer, si la ansiedad nos la provoca el cómo priorizar entre las múltiples ofertas, entonces estamos clonando los patrones exactos que dictaban nuestra vida antes de el-parón. ¿Por qué, si no, son las ciudades las bombas y, sin embargo, los campos con sus ritmos apaciguados se están enterando sólo de refilón de lo que está pasando?
Las prisas, los semáforos, las carreras, la irritabilidad, las alarmas, el contrarreloj, las fechas de entrega, el nudo en el estómago, el insomnio, el extenuamiento físico y mental, las agendas.... Todo lo que teñía -que no se nos olvide- de gris nuestras vidas antes de el-parón, ha sido sacudido de la alfombra. Se nos ha puesto sobre el suelo un nuevo lienzo. ¿Y qué hacemos? Utilizamos la excusa que las "nuevas" tecnologías ponen a nuestro alcance para volver a llenar ese canvas de prisas y listas. 

Y mirarás atrás, cuando esto pase, y pensarás: ¿Por qué no paré cuando el-parón me dio permiso para hacerlo? ¿Por qué hice tanto ruido en la oportunidad del silencio? ¿Por qué llené el vacío? ¿Por qué lo hacemos? ¿Es el miedo?

Ayer una amiga, precisamente en una videocall (apréciese sin tapujos la incoherencia de UNA), me decía que lo que más rabia le da del coronavirus es que "¡nos está haciendo perder el tiempo!". La frase resonó conmigo como si fuera una cicatriz antigua. Eso es lo que estamos haciendo, pensé: Tratar de no perder el tiempo en el-parón. Vamos con este ritmo desbocado, saltando de un recurso a otro, de una aplicación a otra, de un mensaje a un meme, por no perder el tiempo. No nos estamos dando cuenta de que lo que deberíamos estar haciendo no es perderlo: Es ganarlo.
Ganar el tiempo es cambiar patrones, dejar ratos para el vacío, para la nada, sentir el vértigo de la incertidumbre, escuchar los pájaros y la lluvia. No hacer nada es la oportunidad que nos está dando el-parón y la estamos desaprovechando haciéndolo todo por no perder el tiempo.
Que no se nos olvide parar en este parón.
Que no se nos olvide ganar el tiempo.
Que no se nos olvide mirar a este lado de la pantalla, donde está lo que verdaderamente importa.

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