domingo, 19 de septiembre de 2021

El desencanto

Estamos tan entretenidos con la vida que a menudo se nos olvida la muerte y tiene que venir la vida a recordárnosla.

Con la maternidad pasa igual. 
Estamos tan entretenidas siendo madres, criando, "educando", que se nos olvida el abandono que vendrá después. Cuando te planteas tener un hijo, en realidad lo que te estás planteando es tener un bebé: las imágenes que cruzan tu mente son las del bebé-de-anuncio, rosado, sonriente, oliendo a mustela, con manitas y piececitos perfectos. UNA duda mucho que la imagen que cruce tu mente cuando te estás planteando tener un hijo sea la de un adolescente encerrado en un cuarto fétido tumbado en la cama sin camiseta con el reflejo del móvil tatuado en su cara y toda tu vajilla sucia encima de su escritorio. Esto no te lo ves venir, porque estás entretenida criando, "educando". Pero esto llega y es la manera que tiene la vida de irte llevando hacia el abandono que vendrá después, como la enfermedad y la vejez son las maneras que tiene la vida de irte recordando la muerte.

La leyenda urbana dice que, gracias a que se nos olvidan los partos, tenemos más hijos. Pero UNA no se cansa de repetir estos días que, si la vida empezara con el-adolescente, en vez de con el-bebé, probablemente no tendríamos más hijos. 

Durante los años de crianza, me busqué un talismán para cada uno de mis hijos, una imagen que pudiera traer a mi mente cada vez que el chiquillo retara mi paciencia. La imagen de la foto era el talismán que elegí para Paul hijo1. Es probablemente la imagen que cruzó la mente de UNA cuando UNA se planteó tener un hijo: un bebé comestible apoyado en tu pecho, entregado incondicionalmente a ti y el amor más puro despegándose de ti para envolverlo y acunarlo.

Pocos te hablan de la indiferencia que vendrá después, de las malas contestaciones, de la preocupación por sus compañías y por sus ausencias, de las puertas cerradas, de que preferirá no estar contigo, de que sentirá vergüenza por ti. Nadie te habla de que todo esto dolerá hasta el punto de que te harás una coraza de rabia para evitar sentir el dolor de ese abandono insoportable y acabarás convirtiéndote en una máquina-de-reñir todo el día, en una pesada-pesada-pesada. UNA intenta ser consciente de que ésta es la manera ¿sabia? que tiene la vida de llevarme hacia el abandono que vendrá después. No por ello escuece menos el desencanto.

Mientras tanto, me devuelve el recuerdo todos los consejos que se me dieron siendo una madre joven: 
aprovecha el momento que luego vienen curvas, 
disfruta ahora que son pequeños y manejables, 
niños chicos-problemas chicos... 
UNA se acuerda con nitidez de que estos consejos no ayudaron sino a aumentar las dosis de culpa en aquellos días tan largos, tan físicos, con tres críos pequeños que parecía que no se acostaban nunca; aquellos días en que UNA-madre-joven, cansada, agotada, se flagelaba con estos consejos por no estar disfrutando ¡a tope! de los-mejores-días-de-mi-vida, por estar deseando que se fueran a la cama para poder ¡por fin! sentarme por primera vez en todo el día. 

Aprovecha el momento, me decían. 
Disfruta ahora de tus niños chicos

¡Que sí, coño, que sí! Que disfruto, pero también estoy agotada. Déjame estar cansada que no soy la mamá del anuncio:
UNA lleva ojeras.

Ahora, tantos días-de-madre después, y sabiendo lo que viene, ¿sabes lo que UNA-madre-sabia le diría a esa UNA-madre-joven? 

Grita YO hasta la muerte: 
que la entrega a tus hijos nazca de tus valores y no de un espíritu de sacrificio heredado y ensalzado por una sociedad todavía muy machista;
que sigas manteniendo tus sueños vivos y coleando en el trasfondo que te permita el agotamiento físico, que es real, para retomarlos en cuanto haya oportunidad;
que nunca te abandones en la maternidad;
que ser madre sea sólo una faceta más, una de tus caras, nunca la única con la que te identifiques porque ese rol- tal como lo conoces- tiene los días contados;
que la maternidad está muy sobrevalorada y muy mal contada por el negocio que se ha montado detrás (a costa de la culpa de la madre) y que es el que muestran los anuncios.

Mientras lanzo estos consejos al infinito a ver si alguna madre-aún-joven los rescata y se teje una manta con ellos con la que consolarse en los días duros, UNA trata de traer al presente a UNA-adolescente para quizás así conseguir la difícil tarea de empatizar con la transformación sufrida por mi talismán; UNA trata de renovar la promesa del amor sin condiciones y ser compasiva con esa parte de UNA que a día de hoy quisiera imponer ciertas condiciones en ese amor; y UNA busca las maneras de hacer un cambio de sentido -grita YO hasta la muerte- rescatando con urgencia los sueños que guardé en mi trasfondo para no ahogarme en el dolor de este desencanto.

Entradas relacionadas


Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.

No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.

Khalil Gibran


2 comentarios:

  1. Qué bonito escribes y que bien transmites tantos sentimientos que muchas "personas-madres" tenemos o intuimos que pronto vamos a tener. Gracias además por regalarnos algún que otro sabio consejo que la vida a veces te revela cuando ya es demasiado tarde. Siempre espero con admiración tu próxima publicación. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo con AVEFENIXA, es complicado escribir "bonito" sin caer en el exceso de azúcar ;)

    Heredamos demasiadas cosas, no sólo el machismo, todos esos conceptos de lo bueno y lo malo, lo que debes y no debes hacer... se tarda toda una vida en deshacerse de todo eso.

    ResponderEliminar

Agradezco tus comentarios